15/4/13

Hay

Hay extraños extrañándose y conocidos perdidos en nebulosas virtuales.
Hay recuerdos recordando y locos ahogando pinceladas mentales con pensamientos inocuos.
Hay personas añorando. Y estoy yo. Perdido en pensamientos. Buscando palabras indecibles a labios adictivos.
Hay caminos andando en los velos de las noches.
Hay mitades que se pierden en un vuelo sin altura, en un planeamiento terrenal.
Hay miradas que no observan lo que tienen en los ojos ni miran los sonidos de la luz.
Hay paisajes que no encantan a sus viajantes, por el simple hecho de no ser especiales a sus ojos.
Hay minerales que no nutren los cuerpos que esperamos encontrar.
Y estamos nosotros, siendo luz, agua, minerales y miradas, paisajes y caminos separados. Buscando esa bifurcación que no encuentre en el río. Que nos fluya en las noches donde nos encontramos sin buscarnos, solos, desamparados, desprotejidos de un techo de abrazos y con frío de besos. Donde no hay nadie mas que uno, él. El que no sabemos ver por encantos del destino, por paradigmas de la vida. El que nos encuentra en cada rincón perdido de nuestra soledad, el que sabe relatarnos de arriba a abajo en un suspirar. No sabemos donde verlo ni encontrarlo. No encontramos su respuesta, pero la conocemos. 
Hay suspiros que mueren sin llegar a ser aire y hay aire que nos llena los pulmones de felicidad.
Esta tu aire, en mis labios y en mi piel, quemando cada gota de placer, para hacerla única en mi carne. 

Hay grabada tu esencia en cada gesto, en cada pliegue de mi resto. 

3/4/13

Despedidas

Las despedidas las carga el diablo y las descargamos nosotros. Que no somos técnico, ni autodidactas en el tema del fogoneo. No sabemos ajustar un perno en esta vida, no palanqueamos el martillo del revolver de nuestros sueños, pero las descargamos. Y es así como salen los tiros por la culata. Tiros que terminan pegando, a veces, a nosotros mismos en el blanco de un aura, y otras veces le pegan a espíritus que nada tienen que ver con esas balas. 
 Las despedidas están cargadas de pólvora, que se consume lento, pólvora de dolor y sufrimiento, de patetismo y arrastracion, de perdurabilidad finita y efímera. Porque todos creemos que esa despedida se va a prolongar en un ámbito conocido, en nuestra zona de comodidad y no señoras y señores, la despedida se propaga por lugares que pensamos que ya estaban flanqueados, cerrados al paso de una simple palabra. Es como el agua, empuja, empuja y entra. Se filtra por donde no queremos y nos quema. Porque si, las despedidas queman, por qué? Porque son pólvora. Por eso que tales personas, sin registro de uso, nos despiden. 
 Pero no siempre las despedidas son horrorosas, o si, bueno, en un principio, todas lo son. Pero no pasa que un día, cualquiera, uno mas, se despiertan con otra mirada de la despedida? Dicen "Hoy no tengo esos ojos que me ayudaban a levantarme, tendré que hacerlo por mi" "Como cuesta levantarme por mi, era mas fácil hacerlo por aquellas manos que me llenaban de gozo" "Como duele abrir los ojos a mi luz, cuando esa luz me hacia ver los rincones" 
 Es ahí cuando nuestra verdad aflora, cuando descubrimos que gracias a esa despedida, hoy, podemos movernos por nosotros mismo. Que gracias a ese dolor tan grande, hoy tenemos elevadas las defensas. Gracias a esa ausencia, podemos llenarnos a nosotros mismos sin necesitar de alguien mas que nos de su aprobación. 
 Es hoy cuando despertamos del letargo de nuestros sueños. Cuando por fin abrimos los ojos a nuestro lugar. Donde nos ganamos nuestro espacio tan preciado y esperado. 
 Ahora nos toca entender y aprender de nuestros errores y obnubilar a las expectativas. 
 Hoy es cuando renacemos de las cenizas, dejamos el pasado atrás y comenc¿zamos a caminar el camino que nos lleve a ser nosotros. 
 Si, ya se, soy Claudio María Dominguez. No importa, hoy se aprende a caminar y a andar solo el camino que uno creyó acompañado. 
 Hoy es uno el que esta.